Una nueva masacre se registró este lunes,18 de julio, en la cárcel de Santo Domingo de los Tsachilas, con 13 reclusos asesinados y dos heridos, lo que elevó a más de 400 la cifra de fallecidos desde 2020 en el sistema penitenciario del país.
Si en 2020 fueron 46 los presos asesinados en sanguinarios enfrentamientos entre bandas rivales que se disputan el control interno de las cárcel, la cifra se disparó en 2021 hasta alcanzar los 316, mientras que en este 2022 ya suman cerca de 80.
Un marcado hacinamiento y la facilidad que tienen las bandas criminales para esconder armas en las prisiones han ubicado al sistema carcelario como uno de los focos críticos de una espiral de violencia que incluso ha rebasado los perímetros de las prisiones.
El ministro del Interior, Patricio Carrillo, al hacer una evaluación de la nueva masacre, se lamentó del «perfil psicológico» de los asesinos y atribuyó la masacre a una de las bandas que buscaba controlar la prisión.
En esa misma cárcel, en mayo pasado, un hecho similar dejó 44 personas fallecidas y diez heridas.
Carrillo aceptó que la situación en las cárceles no presenta las garantías requeridas para asegurar el control de las prisiones y dijo confiar en que los planes y presupuestos estimados (200 millones de dólares) para acometer mejoras en el sistema penitenciario permitan alcanzar pronto los objetivos previstos.
Carrillo añadió que las investigaciones continuarán para determinar los motivos de la masacre y no consideró que se deba culpar de la situación a las autoridades del centro penitenciario, aunque no descartó que puedan haber acciones en ese ámbito para intentar mejorar las garantías.